13-14-15 de noviembre de 2025
Enfoque individual
Hombre, 44 años. Infección por VIH desde 2024. En tratamiento con Dolutegravir-3TC. CD4 >300 y carga viral detectable, con 97000 copias/mL.
Consulta en julio de 2024, 2 meses después de su diagnóstico de VIH, por hematoquecia, tenesmo rectal y proctalgia intensa, con dificultad para iniciar la defecación por dolor intenso (EVA 7). A la anamnesis dirigida, refiere prácticas sexuales anales receptivas, con uso intermitente de preservativo. No síndrome constitucional. No dolor abdominal. No antecedentes personales de enfermedades autoinmunes.
Enfoque familiar y comunitario
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Inspección anal sin hallazgos. Tacto rectal muy doloroso, sin palparse masas en ampolla rectal. Dedil de guante manchado de restos hemáticos frescos. Exploración abdominal normal. Se solicitó una analítica de sangre con hemograma, perfil férrico y marcadores bioquímicos de malabsorción, sin hallazgos de interés. Asimismo, colonoscopia preferente, donde se identificaron una úlcera rectal y una zona cicatricial rectal de aspecto infeccioso. Se tomaron biopsias de la úlcera y la cicatriz, con diagnóstico de colitis activa difusa ligera y espiroquetosis intestinal.
Tratamiento y planes de actuación
La espiroquetosis intestinal es una infección muy infrecuente y a menudo asintomática. La misma, es más habitual en personas que viven con VIH y en hombres que tienen sexo con hombres. Se realizó una búsqueda de bibliografía, encontrándose varios reportes de casos en los que se trataba esta infección con metronidazol 500mg/8h vía oral durante 10 días, pauta que se le prescribió al paciente.
Evolución
En la cita de revisión, 2 semanas después del inicio del tratamiento, el paciente refería encontrarse asintomático, sin tenesmo, proctalgia ni hematoquecia. Se solicitó una colonoscopia de control 2 meses después de finalizar el tratamiento, confirmándose la desaparición de la úlcera rectal e identificándose un área cicatricial de gran tamaño (3cm) donde previamente estaba la lesión infecciosa.En pacientes con VIH y hombres que tienen sexo con hombres, la presencia de hemorragia digestiva o síntomas proctológicos debe hacer sospechar una posible causa infecciosa. Asimismo, ante una úlcera digestiva de origen infeccioso, es fundamental confirmar su curación tras el tratamiento antibiótico para descartar una etiología maligna subyacente.